Aquí estoy, delante del ordenador intentando arrancar algún minuto al dia para permitir que mi mente vuelva a mi individualidad. Y es que el ajetreo diario hace que nos dispersemos en cosas y otros quehaceres diferentes a nosotros mismos. Nos levantamos porque tenemos que asearnos, vestirnos, desayunar par air al trabajo. Allí las tareas se amontonan mientras intentas asignarles prioridad y urgencia para poder dar salida a todas. Después, cuando por fin vuelves a casa, te acuerdas que tienes que ir a comprar para poder luego empezar a preparar la comida. Los mas afortunados pueden pasar un rato con sus hijos recordándoles que tienen que hacer sus deberes e insistiendo en que deben hacerlos ahora para despues bañarse, parar después cenar e ir luego a la cama y así estar preparado el dia siguiente para poder volver a levantarse y....
Y en esta explosión de actividad frenética no nos permitos el tiempo de parar ni poner pausa. Vamos pasando páginas, resolviendo problemas, realizando tareas porque es lo que toca. Pero ahora, aquí, en estos minutos, por fin, toco yo.
Mar
